Welcome to Malaysia!



Hallo Alle!
Endlich finden wir ein bisschen Zeit unsere Geschichten zu teilen.

Fünf Tage sind nun vergangen und wir haben uns erfolgreich den anfänglichen Herausforderungen von 30 Grad, über 90 Prozent Luftfeuchtigkeit, Monsun, Jetlag und einem unberechenbaren Stadtverkehr gestellt.
Wir haben uns daher am Anfang dafür entschieden Kuala Lumpur zu meiden. Der Verkehr ist massiv, auch wenn die einzelnen Autofahrer_innen zum größten Teil sehr rücksichtsvoll sind. Öfters führt dies auch zu Verkehrsbehinderung, nicht weil wir im Weg sind sondern weil die Menschen extra langsam fahren um einen Blick zu erhaschen. Die größeren Verkehrsstraßen haben auch eine separate Mopedspur, für die wir sehr dankbar sind, da wir uns auch erst mal an den Linksverkehr gewöhnen müssen.
Nach anfänglicher Orientierungslosigkeit können wir behaupten, dass wir endlich auf Kurs sind. Heute war der erste Tag an dem wir behaupten konnten, dass wir das Navi verstehen und es tut was wir wollen und nicht anders herum. Prompt sind wir auf wunderschönen Wegen durch endlose Palmölplantagen gelandet, die zumindest kaum Verkehr hatten. Das neue Frontfoto ist dort entstanden und zeigt den Bewässerungsgraben für die Plantagen auf der einen Seite und unberührten Wald auf der Anderen. Die Akustik war phänomenal. Während totenstille auf Seiten der Plantage herrschte, kam eine unüberhörbare Geräuschkulisse aus dem Wald.
Eigentlich hatten wir vor von Anfang an zu Campen und haben auch unser ganzes Equipment dabei. Allerdings ist es so, dass die Temperatur und Luftfeuchtigkeit in Verbindung mit dem Monsun Malaysia in eine von Moskitos beherrschte Sumpflandschaft verwandelt hat. Zu Zelten würde für uns folgendes Bedeuten: Morgens mit Sonnencreme und Moskitospray überzogen losfahren. Über den Tag kommt Unmengen Schweiß dazu und die Nacht im Zelt, die wegen der Moskitos bereits sehr früh beginnen müsste, würde auch nicht trocken verlaufen. Morgens würde man sich über die vermutlich schon hart gewordene Kruste aus verschiedenen Cremes und Körperflüssigkeiten einfach eine neue Schicht Sonnencreme und Moskitospray schmieren und so würde es vermutlich immer weiter gehen. Irgendwie ist uns das für die ersten Tage zu viel gewesen und vermutlich auch für die nächsten. Der Monsun ist übrigens gar nicht so böse wie gedacht, ganz im Gegenteil. Es regnet einmal pro Tag (meist Nachmittags) wie aus Eimern für 30 Minuten, dann ist Ruhe. Und es ist bewölkt! Nicht auszudenken wie es ohne die Wolken wäre! (Trotzdem sind wir Rot wie Krabben).

Von den Menschen werden wir überall herzlich empfangen und begrüßt und wir heben gefühlte 500 Mal am Tag die Hand zum Gruß. Von allen Seiten werden wir an gehupt und die Menschen am Straßenrand rufen uns irgendwas zu.  Alles in Allem sind die Menschen sehr zuvorkommend, neugierig und hilfsbereit aber keinesfalls aufdringlich.  Wenn wir näher mit den Leuten in Kontakt kommen und wir unseren Plan erzählen wechselt die Mimik oft von Neugier über Erstaunen bis hin zu einem Gesichtsausdruck der so viel verrät wie „die sind doch wohl ein bisschen bekloppt“. Dabei begegnen uns Menschen unterschiedlichster Kulturkreise, allerdings am häufigsten die drei Hauptethnien Malaysias: Malayen, Chinesen und Inder. Westliche Touristen haben wir übrigens noch keinen einzigen getroffen.

Tiere gab es ansonsten schon eine Menge zu sehen. Affen die über uns springen, Echsen die den Weg kreuzen und Schlangen. Alle diese Tiere haben wir in lebender Ausführung und bis auf die Affen auch schon in totgefahrener Variante am Straßenrand erleben dürfen.
Wir freuen uns demnächst noch mehr von dem Land zu sehen und auch endlich mal zu klettern sofern es der Monsun zulässt. Wir schicken euch ganz viel Sonne und bis bald.  





Welcome to Malaysia!



Hola a tod@s!
Por fín encontramos un ratito para compartir nuestras historias con vosotr@s.
En primer lugar nos agrada decir que tras unos 200 km, dejamos ayer a nuestras espaldas los alrededores de Kuala Lumpur. No hemos entrado en la ciudad, ya que tras más de 24 horas de viaje, a penas sin dormir, con nuestras bicis y bolsas y la desorientación inicial, creímos más conveniente evitar el tráfico masivo de la ciudad: misión imposible
Motos, coches, camiones, tractores... todo tipo de vehículos nos adelantaban o cruzaban pitando y saludando alegremente. Por suerte, en las carreteras más transitadas, hay una carril especial para las motos que nos ha venido de perlas para aclimatarnos al medio de transporte que nos acompañará los siguientes meses y a las nuevas reglas de conducción, ya que aquí, se conduce por el carril izquierdo.
Eso de que nos saludan , pitan o hacen gestos, sigue pasando independientemente de por dónde vamos; la gente en general es muy amable y simpática, y sobretodo se interesan por saber de dónde somos y a dónde vamos con tantos bártulos. También es enternecedor ver como se acercan a ofrecernos ayuda si les parece que estamos dudando (aunque a veces tan solo descansamos u observamos), o a avisarnos de que va a llover, señalándo a las nubes. No descartamos, que algunas de las personas que nos hacen gestos o pitan piensen: “¿De dónde se han escapao este par de pringaos?”, sobre todo a quienes les hemos contado nuestro plan. De todas formas por ahora, no nos hemos topado con nada desagradable, todo lo contrario.
La diversidad y riqueza cultural de Malasia es algo que no puede pasar desapercibido, ya que la población del país está compuesta por varias etnias, en su mayoría Hindues, Chinos y Malayos. Al atravesar un pueblo con la bici, se tiene la impresión de estar cruzando tres países a la vez (mezquitas, templos hindues y chinos, restaurantes de todo tipo, etc.).
Los primeros días hemos estado dumiendo en hoteles, primero porque estabamos muy cansados por el jetlag y también poque las zonas para acampar por los alrededores de la capital no son muy apetecibles, sobretodo ahora, durante el monzón. Además, hay que tener en cuenta que por la mañana nos impregnamos en crema de protección solar y spray de mosquitos, a eso se le añade el sudor durante el día, y si dormimos en tienda de campaña, se repite el mismo proceso añadiendo capas y capas sobre nuestra piel. Todavía no estamos preparados para eso, veremos si vamos cambiando de idea, conforme nos vamos acercando a la frontera con Tailandia.
 Por cierto, esto del monzón es mucho mejor de lo que nos habíamos imaginado para pedalear. Hacen unos 25/30 grados y la humedad se mantiene a 90%, pero una vez al día, poco después de un aviso climático bastante inminente, cae un tremendo chaparrón durante una media hora (que ahora que le estamos cogiendo el truco aprovechamos para comer) y refresca el ambiente. Después vuelve a salir el sol, y con él, nosotros a pedalear. Alguna pequeña lluvia si que nos cae durante el trayecto, pero lo cierto es, que incluso agrada, y rara vez paramos a cobijarnos.
Respecto a la comida, llevamos con nostros reservas y hornillo, pero casi siempre acabamos comiendo en uno de los restaurantes que encontramos por todos los rincones. Por supuesto, comida estandar: arroz con pollo o pescado, o con una verdura muy rica, que no tenemos ni idea de que es. Además, a orillas de los caminos hay multitd de pequeños puestos en los que la gente vende frutas de cultivo de sus jardines, así que en ningún momento creemos que pasaremos hambre.
Lo que más nos ha alegrado la semana han sido los caminos que estamos encontrando despues de haber dejado la urbe y haber entendido como funciona nuestro gps (los primeros días, nos llevaba por el camino de la amargura ese trasto!). Tranquilidad, nada o  poco tráfico y una gran diversidad de animales y plantas interesantes.Hoy hemos visto: monos que saltaban por los árboles de un lado a otro del camino sobre nuestras cabezas, unos animales muy curiosos que según wikipedia se llamán varanos acuáticos, unos pájaros de colores vivos, que no tenemos ni idea de que son, y un largo etcétera.
En fín, que ya vale por ahora. Os mandamos un saludo, abrazos y un poco del sol que tenemos por aquí. Hasta pronto.